Description
El sencillo con el que se impulsó El Diablito fue «La célula que explota», la primera fusión clara entre música mexicana y rock de la banda y que resultaría el paradigma del trabajo que los Caifanes realizarían en el futuro, la cual realmente fue compuesta en 1989, y tocada el mismo año sin haber sido grabada hasta el año siguiente, y además sin el adorno de las trompetas del mariachi. Sin embargo, la mayor parte de los temas de este álbum no es un encuentro entre el rock y el mundo folclórico de México; más bien se trata de temas de rock tradicionales pero que confirman que Caifanes comienza a hacerse de un sonido propio. Para ello fue importantísima la incorporación de Alejandro Marcovich al grupo, quien fue desarrollando un estilo muy peculiar en la guitarra, fuertemente rockero pero a menudo con matices populares mexicanos (aunque su estilo es claramente identificable sólo a partir de El silencio).
Con este trabajo Saúl Hernández también encontró su voz poética. Sus letras comienzan a ser intrincadas, llenas de figuras, con algunos giros propios del español mexicano y marcadamente líricas.
Además de “La célula que explota”, El Diablito incluye algunos otros temas clásicos compuestos por Saúl Hernández “De noche todos los gatos son pardos”, “Los dioses ocultos” y “Amárrate a una escoba y vuela lejos”.